¿Puede doler lo que nunca sucedió?
Se tiende a pensar que no se puede sentir dolor, rabia, frustración, decepción (u otra emoción) por algo que nunca sucedió. Pero, ¿qué ocurre cuando precisamente eso que no ocurrió era lo que necesitamos que sucediese?; ¿la ausencia es lo mismo que la presencia?; ¿que ningún adulto de entonces no hiciera nada, es suficiente?; ¿qué aquello que no se hizo, es inocuo?
La omisión, la ausencia, la nada, tiene impacto en nosotros mismos. No es inocuo, al contrario.
Si no pasó, claro que puede doler.

Duele lo que no sucedió, Duele la falta de un “Yo sí te creo” Duelen los abrazos no recibidos Duele no recibir lo que se necesitaba Duele hacer como si nada hubiese sucedido Lo oculto duele, duele muy adentro, en silencio.
Imágenes: 1) Lisa fotos 2)KoolShooters