
¿Cómo sé si no estoy poniendo límites? dificultad para poner límites: qué es y cómo ponerlos
Para saber si te cuesta poner límites en tus relaciones, primero es importante definir qué significan los límites para ti. Según tu historia vital, así como el contexto socioeconómico-cultural, la línea del límite variará.
¿Para qué sirven los límites en las relaciones?
Otra pregunta a la cuál respondemos aquí, es ¿para qué sirven los límites interpersonales? Los límites sirven principalmente para construir una barrera sana que establecemos para proteger nuestra salud mental y física, proteger nuestra propia integridad y la de terceros. También sirven para proteger los valores éticos humanos. Asimismo, en las relaciones sociales “poner los límites” nos sirve para comunicar a las otras personas qué es lo que necesitamos y qué es lo queremos.
Entonces, ¿cómo sabes si estás poniendo límites o no?
Para darte cuenta que quizás en ocasiones no estás poniendo los límites, lee los siguientes ejemplos recurrentes que ocurren en la vida cotidiana:

- Si aceptas hacer algo que a ti no te apetece…
- Si aceptas hacer algo/participar en algo en el que tú no estás de acuerdo…
- Si dices que sí cuando quieres decir no…
- Si no tomas decisiones por ti mismo…
- Si no te atreves a decir lo que tú piensas…
- Si no te atreves a mostrar tus desacuerdos…
- Si constantemente dices “te da igual”….
- Si antepones las necesidades de los demás a las tuyas…
- Si constantemente te adaptas a los demás para evitar tensiones o conflictos…
- SI piensas que si haces lo que tú crees que hay que hacer, vas a decepcionar a los demás y eso te produce angustia…
- Si ignoras tus propias necesidades…

¿Te suenan alguna situación de estas? Si es así, quiero recordarte que te mereces ser tratada desde el respeto y amabilidad. Si te cuesta poner límites ,esto tiene algún sentido valioso en tu historia vital. No lo haces porque sí, porque si pudieras tú sí que pondrías los límites. Las personas tenemos el impulso innato de apoyar nuestra propia salud mental y física. Puede que la dificultad de “poner límites” esté alineado con un patrón aprendido previamente basado en tus experiencias previas, creencias y en la forma que has ido creciendo en tus relaciones sociales, familiares y laborales. Asimismo, no olvidemos que crecemos en una cultura familiar, en un contexto socioeconómico específico que influye en nuestra forma de relacionarnos.

Más que aprender a poner límites, es importante, conocerse. El autoconocimiento permite saber cuál es tu escala de valores, cuáles son tus necesidades emocionales que necesitan ser atendidas, cuál es tu línea roja, cuáles son tus derechos , también permite revisar la historia personal, y fomentar el amor propio. Porque si no te conoces, difícilmente sabrás qué es lo que necesitas, qué es lo que tú piensas, qué es lo que tú sientes. Para poner límites y comunicar a las otras personas, es importante que poco a poco te vayas descubriendo a ti mismo y recordando lo que una vez necesitaste, pensaste y sentiste. Este puede ser un puente hacia tu bienestar emocional, físico y social.
Ojo, eso no quiere decir que sea un proceso fácil y cómodo. Poner límites, puede generar emociones y pensamientos desagradables como miedo, tristeza y culpa. Y también puede ser liberador. A largo plazo, es menos costoso atravesar por las emociones desagradables que el renunciar a tus propias necesidades y traicionarte a ti misma.
Recuerda que no debes nada a nadie, que tú te mereces ocupar tu sitio, no tienes que dejar de ser tú para gustar/contentar/complacer a los demás, puedes comunicarte y defenderte para sentirte escuchada y respetada.
¿Cómo puedo empezar a poner límites?
Tal y como he contado previamente, conocerse es fundamental.
1- Puedes empezar con pequeñas cosas y aparentemente sencillas como elegir <<qué prefieres>>

¿hoy qué prefiero: ir a pasear por la playa o por el monte?, ¿hoy qué me apetece más ver una película de comedia o ver una película de acción?, ¿hoy con quién me apetece pasar mi tiempo, con mi amiga x, o con mis sobrinos?. ¿sigo desayunando los cereales de siempre o realmente hoy me apetece desayunar tostadas con mermelada?
Estas preguntas que aparentemente son muy sencillas, te llevan a descubrir qué es lo que a ti te gusta, qué es lo a ti ahora más te apetece. Lo de ayer no significa que hoy tenga que serlo. Las necesidades, los deseos, los gustos y las opiniones pueden ir cambiando y eso está bien.
2- Revisar y actualizar tu escala de valores:

¿para mi qué valores son muy importantes?, ¿ y qué no es negociable?, ¿ y que sí es negociable?, ¿qué situaciones son línea roja, y cuáles no lo son?
3- Preguntas de autoconocimiento que te llevan a revisar tu historial con los límites:

Conocer el entorno: ¿en mi familia quién ponía los límites y quién no?, ¿en mi entorno quién pone bien los límites?, ¿qué ocurre cuando me ponen los límites?, ¿qué ocurre cuando yo pongo algún límite?
Imaginación: ¿qué me da miedo que pueda ocurrir?, ¿qué pienso que puede pasar? (las respuestas a menudo tienen que ver con lo que alguna vez sí pasó a nosotras mismas o a las personas cercanas)
Tolerancia: ¿cuando me ponen algún límite?, ¿ cómo me manejo y tolero las emociones que despiertan en mí?, ¿cuando yo pongo algún límite cómo me manejo y tolero las emociones que se activan en la relación con esa persona?
Personal: ¿qué que gano si pongo un límite?, ¿qué pierdo si pongo un límite?, ¿cómo me siento cuando sí pongo un límite?, ¿qué pienso y siento de mí cuando no pongo un límite?
“Cuando dices que sí a los demás, asegúrate de que no te estás diciendo no a ti mismo”
Autor@s de imágenes: 1)Trung Nguyen; 2)Natalia Kolotvina; 3); 4)Pinterest 5)Tima Miroshnichenko7)Mikhail Nilov